Entorno Apartamentos Bella María, Portocolom

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Portocolom

Imagínate cada lugar como un nuevo recuerdo que está a punto de conmoverte

Una pedanía singular, un pueblo pesquero de Felanitx o el enclave donde se sitúan las mejores calas de la isla. Son muchas las maneras de definir a Portocolom, un puerto natural visitado desde la época de los romanos. Está salpicado de calas con agua cristalina y coronado por el Riuetó, una pasarela flotante que refleja la historia de este lugar.

Durante los últimos años, se ha consolidado como un refugio entre los turistas que vienen buscando una experiencia más tranquila en Mallorca. Su conexión con el mar Mediterráneo fue admirada desde la antigüedad, y sigue siéndolo hoy en día gracias al regalo de la naturaleza que son sus calas de arena blanca.

Playa Cala Marçal

Si Portocolom era difícil de describir por sus muchos encantos, más lo es la playa Cala Marçal. Dentro del municipio de Felanitx se esconde la desembocadura de un torrente, donde no llegan las olas y el mar yace completamente calmado. Es muy visitada durante el verano, tanto por mallorquines como por turistas, y alberga la cala Sa Nau.

Esta es una de las visitas imprescindibles en tu viaje, pero no la única. Un lugar estupendo para pasar la tarde, llevarse la merienda y disfrutar de los últimos rayos del sol. Este es otro de los recuerdos imborrables que te llevarás en la maleta y uno de los motivos por los que querrás repetir desde que tu vuelo de vuelta despegue.

Cuevas del Drach

En el pueblo de Porto Cristo ―a 25 minutos de Portocolom― están las cuevas del Drach. Sumérgete a una profundidad de 25 metros y explora hasta 1200 metros de su interior. Hazlo en una pequeña barca y llegarás hasta el lago Martel, uno de los lagos subterráneos más grandes del planeta. Impresionante, ¿verdad? Imagínate cuando lo tengas ante tus ojos.

Faro de Ses Salines

Situado en el extremo meridional de Mallorca, el faro de Ses Salines es un ejemplo de la complicada relación que el ser humano ha mantenido con el mar. Se levantó a 60 metros de donde estaba previsto originalmente por el temor a la fuerza del mar. Sus destellos se conservan intactos desde 1960, una característica muy poco frecuente en España.

Cala Sa Nau

El punto culminante de tus vacaciones bien puede ser un atardecer en cala Sa Nau. Justo al final de un meandro que supera los 300 metros encontrarás una pequeña zona dominada por la arena blanca. Se puede acceder en vehículo y cuenta con su propio chiringuito para disfrutar de una agradable bebida entre la brisa marina.